viernes, 12 de septiembre de 2014

Votar con los pies.

Esta expresión hace referencia a la libertad de elección pública de los ciudadanos. Los ciudadanos pueden desplazarse a sistemas políticos que son más afines a sus pensamientos y demandas; o simplemente abandonar un lugar porque les desagrada. De este modo, manifiestan sus preferencias sobre políticas públicas. 

Así tenemos una alternativa al proceso tradicional de voto en una democracia. Donde la gente en vez de votar a un determinado partido político, se va en busca de mejores bienes públicos, menor carga tributaria, mayores oportunidades, nivel de vida... siempre que exista libertad de paso.

También podemos aplicar la expresión, en situaciones donde una gran mayoría de personas, apreciable por el sector público, cambie un bien público por uno de origen privado sin implicar un desplazamiento considerable. Por ejemplo, la caída de matriculaciones de alumnos en las escuelas públicas a favor de las escuelas privadas.

Pero, realmente ¿Qué beneficios consigue la gente votando con los pies? Pues a nivel individual posibilidades de mejorar su situación actual y a nivel colectivo se logra una asignación más eficiente de recursos públicos. 

El proceso de la asignación eficiente de los recursos se hace por pura competencia entre comunidades, países o regiones. Este sistema de competencia premia a quienes satisfacen las necesidades de los individuos, garantizando la oferta de los bienes deseados y en constante estímulo, a la mejora de estos, por la rivalidad existente. En contraste con esto los bienes públicos ineficaces e ineficientes tienden a su desaparición.





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